La pandemia de COVID-19 está atacando fuertemente a las comunidades indígenas de América, poblaciones que, viven en el olvido de sus dirigentes, con escaso apoyo de los sistemas sociales de protección y ajenos a los servicios de salud
El coronavirus SARS-CoV-2 está dejando miles de infectados y muertos en las comunidades nativas del continente. La región amazónica sudamericana, donde la red sanitaria de países como Brasil, Colombia, Ecuador y Perú ya está colapsando por la alta cantidad de pacientes, muchos de ellos de pueblos originarios, que están llegando a sus instalaciones.
Son veinte mil casos entre los indígenas de la cuenca amazónica
así lo aseguró la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, aseguró el pasado 19 de mayo.
“Estos grupos viven tanto en aldeas aisladas con acceso mínimo a servicios sanitarios como en ciudades muy pobladas como Manaos (Brasil), Iquitos (Perú) o Leticia (Colombia)”…“de no actuar de inmediato estas comunidades sufrirán un impacto desproporcionado”. – Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
En la Amazonía brasileña ya se está experimentando parte de este “impacto desproporcionado”. Según la Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña (COIAB), hasta el pasado martes se contabilizaron 145 casos sospechosos, 435 confirmados y 91 muertes de indígenas por el COVID-19 en los territorios de Mãe Maria y Trocará (estado de Pará), Alto Rio Negro y Medio Rio Negro (Amazonas) y Tabalascada (Roraima).
En Amazonas tan solo hay camas de cuidados intensivos (UCI) en Manaos, donde la crisis sanitaria ha puesto en evidencia la deficiencia hospitalaria de la región. “Estamos viviendo esta guerra con mucha dificultad y dolor” y “estamos perdiendo a muchos guerreros y guerreras”, le dijo al medio EFE el líder Eladio Kokama desde su aldea en Tabatinga, a cuatro días de navegación de Manaos
Kokama perdió hace pocos días a su primo por coronavirus y ahora es su hermano quien está contagiado e “intubado en el hospital militar de Tabatinga”. “Nuestro país no tiene una salud digna para todos los ciudadanos, sean indios o no” y “nuestra región está muy olvidada”, lamenta.
El Amazonas colombiano es una de las regiones del país suramericano con más incidencia del COVID-19, y allí ya ha contagiado a mil 775 personas y matado (oficialmente) a 73, siendo el departamento del Amazonas (fronterizo con Brasil y Perú) el más afectado con mil 221 casos confirmados y 45 fallecidos.
Para la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) la incidencia de infecciones puede ser peor, ya que estima que se podría estar más allá de los 5 mil 900 casos solo en la región del Trapecio Amazónico , donde al principio de la pandemia no había camas UCI y apenas se contaba con dos respiradores mecánicos para una población de 48 mil 144 habitantes.
Las comunidades indígenas, con una población de 1.905.617 habitantes, representan el 4.4 por ciento del total de Colombia y están repartidas por todas las regiones del país. Por la pandemia se atrincheraron en sus resguardos para restringir el ingreso de personas ajenas a su entorno y evitar los contagios.
Los pueblos originarios en peligro en Ecuador
se pusieron en alerta al difundirse el caso de una mujer embarazada positiva al virus de la etnia Waorani. Defensores de los derechos de los indígenas en Ecuador,solicitaron medidas cautelares para proteger a las nacionalidades indígenas Quichua, Achuar, Siecopae, Waorani y Shuar, entre las que se cuentan 73 personas con el COVID-19.
Andrés Tapia, dirigente de los pueblos amazónicos, le aseguró al medio EFE, que hay varios casos con sospecha de la enfermedad y “al menos hay ocho fallecidos: cinco confirmados por coronavirus (…) en la provincias de Napo y Pastaza, y al menos tres con sintomatología”, entre ellos un abuelo de la nacionalidad de waorani y dos de la nacionalidad siecopai.
La paulatina reapertura de algunos cantones de la Amazonía ecuatoriana a la actividad económica representa una preocupación mayúscula para los grupos defensores de los indígenas por la falta de coordinación del Gobierno ecuatoriano.
Los Q’om, víctimas del COVID-19 y la discriminación
El Gran Barrio Toba de Resistencia, capital de la provincia del Chaco (noreste), es un “punto rojo” de la pandemia para los indígenas argentinos. El barrio se encuentra totalmente poblado por integrantes de la comunidad Q’om y está siendo fuertemente impactado por el coronavirus.
Uno de los referentes de los Q’om de Resistencia, Roberto Fernández, precisa a Efe que 112 personas contrajeron el SARS-CoV-2 en el barrio, y de ellos 9 fallecieron, en medio de una compleja situación en la que a los jóvenes les cuesta aceptar las recomendaciones de aislamiento social.
“La gente no quiere ir al hospital porque somos discriminados. El colectivo (autobús) no alza pasajeros de la comunidad y la policía no quiere entrar por miedo a contagiarse. Estamos preocupados y asustados”, relató Fernández.
La población indígena mexicana urge de atención
pues en un país en el que el 25.6 millones de personas se autodefine como indígena, se han identificado hasta el momento 899 casos positivos entre las 68 poblaciones originarias reconocidas oficialmente, con 157 fallecimientos. La mayoría de los contagios entre la población indígena se localizaban en los estados de Yucatán (166), Ciudad de México (129), Estado de México (73) y Oaxaca (69).
Una semana atrás, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas señaló que la crisis provocada por el COVID-19 presentaba retos importantes en materia de atención a los pueblos indígenas de todo el país.
Estos “pueden ser prevenidos y superados si el Estado mexicano adopta mejores acciones dirigidas a esta población en materia de salud, economía, alimentación, agua, saneamiento, sin menoscabo de su libre determinación y autonomía“.
Territorios indígenas bolivianos en alerta
y sin datos que den cifras oficiales sobre la cantidad de indígenas fallecidos o contagiados en Bolivia, el Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (Cejis) ha alertado que 38 territorios indígenas en el noreste amazónico, el oriente y sur del país se encuentran en peligro por la presencia del patógeno en 14 municipios cercanos a ellos.
La información oficial sobre la enfermedad en el país no está desagregada según sectores poblacionales, pero sí se conoció de algunos casos concretos, como el del indígena Marcial Fabricano, líder de una emblemática marcha de pueblos amazónicos hacia La Paz en 1990, y que se recuperó de COVID-19.
INFORMACIÓN: -L.D –
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