El IMCO indica que la inversión federal centrada en hidrocarburos y los gobiernos estatales que no priorizan la inversión, afectan la competitividad del país y destacan la acumulación de malas decisiones tomadas en el pasado.
De acuerdo con datos del INEGI, los niveles de inversión fija bruta están 12% por debajo de los niveles de diciembre de 2018, lo cual indica el comportamiento económico y la disposición de las empresas para adquirir o mantener herramientas de trabajo respecto a sus expectativas de crecimiento a futuro.
Acorde al Centro de Investigación en Política Pública (IMCO), solo para el próximo año, cinco de cada diez pesos de inversión federal se presupuestaron para proyectos relacionados con hidrocarburos, mientras que dos se otorgarán a los estados a través de aportaciones y solo un peso con treinta centavos se presupuestará para proyectos ferrocarrileros, aeroportuarios y carreteros.
El Centro indica que para entender el origen y las soluciones a esta crisis de inversión, son dos los temas clave: las señales políticas y las señales presupuestales. Las señales políticas tienen consecuencias económicas que afectan el clima de inversión del país, y en temas presupuestales, dos hechos que trascienden sexenios han sido particularmente costosos: la inversión federal centrada en hidrocarburos, y gobiernos estatales que no priorizan la inversión.
Los datos del Informe Estatal del Ejercicio del Gasto 2021 elaborado por el IMCO, indican que solo 4.9% del gasto estatal entre 2015 y 2020 se destinó a inversión. Mientras que la Ciudad de México, el Estado de México y Campeche destinaron en promedio más de 1,500 pesos por habitante en los últimos 6 años, Michoacán, Yucatán y Nuevo León ejercieron menos de 300.
Conforme al Centro de Investigación, la caída de la inversión afecta a la competitividad del país y constata la acumulación de malas decisiones en el pasado, y agrega que para revertir la crisis, es urgente primero enviar mensajes claros del compromiso gubernamental con el respeto a la ley y con la justa competencia económica, y segundo, es fundamental que nuestra cartera de inversión responda a las oportunidades globales y que, con ayuda de los gobiernos estatales, haya mayor sensibilidad a las necesidades locales.