President Donald Trump gives a thumbs-up as he leaves the White House to go to Walter Reed National Military Medical Center after he tested positive for COVID-19, Friday, Oct. 2, 2020, in Washington. (AP Photo/Alex Brandon)
Tras la primera rueda de prensa de los médicos que atienden al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, luego de que fuera hospitalizado este viernes a causa de coronavirus, no dejó más dudas que respuestas en cuanto a la salud del Presidente estadounidense.
Durante la rueda de prensa, el médico de la Casa Blanca, Sean P. Conley, afirmó que a Trump le estaba “yendo muy bien” y se sentían “extremadamente felices” por su evolución.
Sin embargo, acto seguido, el jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, dijo que la jornada del viernes había resultado “muy preocupante” y que las próximas 48 iban a ser “críticas”.
“No estamos aún en un camino claro hacia la recuperación”, rezaba la declaración completa. Meadows había pedido ser citado de forma anónima, como “una fuente cercana”, pero una cámara le había grabado acercándose a los reporteros y advirtiendo del off the record, lo que le desenmascaró.
Lo cual dejó desconfianza en torno al verdadero estado de Trump, que, con 74 años de edad y 110 kilos de peso, es un perfil de riesgo ante la covid.
Conley aseguró también que Trump no había tenido fiebre desde el viernes por la mañana, que no había sufrido problemas para respirar en ningún momento y que no estaba recibiendo oxígeno suplementario.
Sin embargo, preguntado en varias ocasiones sobre si en algún momento del tratamiento había requerido ese apoyo, se negó a responder.
Horas después, una fuente anónima citada por AP indicó que sí había necesitado oxígeno el viernes en la Casa Blanca, antes del traslado al hospital.
Los medicos también crearon confusión en torno al momento del diagnóstico, dejando entrever que podría haberse detectado el virus antes de lo anunciado, aunque luego matizaron que se trataba de un error de expresión.
El presidente ingresó a un hospital, ubicado a 30 minutos de Washington, sobre las seis y media de la tarde del viernes. Abandonó la Casa Blanca por su propio pie, vestido con traje y corbata, saludó a la prensa con el pulgar hacia arriba y subió al helicóptero rumbo al centro médico.
Antes, dejó grabado un breve vídeo en el que decía: “Quiero dar las gracias a todos el mundo por el increíble apoyo. Voy al hospital Walter Reed. Creo que voy muy bien, pero vamos a asegurarnos de que las cosas se solucionen. La primera dama va muy bien. Muchas gracias, nunca lo olvidaré”.
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La agenda de esta semana fue muy ocupada para el presidente , empezando por el debate electoral con el candidato demócrata, Joe Biden, en Cleveland (Ohio), y siguiendo con un mitin en Minnesota y una acto de recaudación de fondos el mismo jueves en su campo de golf de Bedminster (Nueva Jersey).
No hay una fecha prevista para el alta del presidente ni certezas sobre el progreso de la enfermedad en las próximas jornadas.
Estados Unidos se ha convertido en un epicentro de la pandemia, con más de 200.000 fallecidos.
A un mes de las elecciones, los estadounidenses no saben cómo transcurrirá el resto de la campaña electorales.
INFORMCIÓN: El País
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